<<Medio dormida, le di un manotazo a un cosquilleo en mi hombro. Sucedió de nuevo, y yo instintivamente lo alejé. El cosquilleo regresó, viajando a través de mi espalda. Oh. No fue una brisa aleatoria u otra pluma que había escapado de mi almohada.
Eran besos.
Con los ojos todavía cerrados, sonreí para mí mientras Maxon apartaba un mechón de cabello para encontrar un nuevo lugar para besar. Despertando con la sensación de la respiración de Maxon en mi piel me recordó cómo terminamos envueltos en estas sabanas en primer lugar.
Me reí mientras su boca tocaba un punto delicado en mi cuello.
"Buenos días, cariño." susurró.
"Buenos días."
"Me preguntaba," comenzó, murmurando las palabras en mi mejilla cuando me di la vuelta. "En vista de que es mi cumpleaños, ¿crees que podría salirme con la mía y pasarnos el día entero en la cama?"
Sonreí y obligué a mis ojos somnolientos a abrirse. "¿Y quién va a gobernar el país?"
"Nadie. Déjalo caer a pedazos. Siempre y cuando yo tenga a mi America en mis brazos."
Su cabello era un perfecto desastre, y estaba tan cálido que hasta la última partícula de mi cuerpo quería nada más que estar aquí con él. Era completamente fascinante para mí la forma en que el amor creció. No dejaba de pensar que había encontrado una manera de darle todo lo que tenía, pero luego aprendería un nuevo capricho, escucharía una historia nueva, iría a través de una nueva experiencia, y mi corazón se hinchaba.
"Pero ¿qué pasa con la fiesta? Pasamos semanas planeando,"me quejé.
Apoyó su cabeza en su mano. "Hmm. De acuerdo, vamos a tomar un descanso de diez minutos y revisar la fiesta y venimos de regreso." Maxon envolvió sus brazos alrededor de mí, y yo me reí mientras me cubría de besos.
Estábamos tan distraídos, que ni siquiera escuchamos al mayordomo abrir la puerta. "Su Majestad, hay una llamada desde —"
Antes de que pudiera terminar, Maxon le arrojó una almohada, y el mayordomo se retiró de la sala, cerrando la puerta detrás de él. Hubo una pausa antes de que una voz amortiguada se filtrara. "Lo siento, señor."
Me había acostumbrado a la falta de privacidad, desde que vivía en el palacio, y en cuanto a los momentos embarazosos, éste fue uno de los mejores. Me tapé la boca, tratando de contener la risa, y cuando Maxon vio mi sonrisa, él sonrió, también. "Bueno, supongo que eso responde a mi pregunta."
Me incorporé a besar su mejilla e inmediatamente sentí una oleada de vértigo. "¡Oh!"
"¿Estás bien?"
"Mmhm," murmuré, tapándome la boca. "Me senté demasiado rápido."
Me pasó la mano por la espalda, y me apoyé en él.
"¿A qué hora es la fiesta de nuevo?"
"A las seis. Todo el mundo viene, incluso mi mamá."
"Oh, ¡entonces va a ser realmente una fiesta!"
Le dí un manotazo. "¿Alguna vez vas a dejarlo ir? Fue una vez,"
"Ella bailó en la fuente en la víspera de año nuevo, America", dijo, con una diversión infantil en sus ojos. "Fue increíble, y nunca voy a dejarlo ir."
Suspiré. "De todos modos, no llegues tarde. Voy a vestirme. Te veré en el desayuno."
"Bien."
Saqué la sabana de la cama mientras me levantaba, envolviéndola alrededor de mí.
Él se echó hacia atrás y me vio irme. "De todos los vestidos, ese es mi favorito."
Me mordí el labio mientras tomaba un último vistazo de él antes de abrir la puerta que conducía a mi suite. No había manera de que alguna vez fuera a tener suficiente de él.
Mary me estaba esperando, por supuesto. Ella estaba acostumbrada a verme caminar de regreso de la habitación de Maxon o verlo a él salir de la mía, pero era aquella sonrisa de conocimiento que conseguía cada vez.
"Buenos días, Su Majestad," me saludó con una reverencia. "¿Tuvo una buena noche, entonces?"
"¡Limpia esa sonrisa de tu cara!" Bromeé, lanzándole la sábana y corriendo al baño.
Había estado preocupada por el corte de mi vestido, pero encajaba espectacularmente. Las cabezas se volvieron cuando entré a la fiesta, y yo trataba de aceptar la atención amablemente. Incluso después de dos años de matrimonio todavía tomaba un poco acostumbrarse a estar en la mirada de todos.
May corrió a mi lado. "¡Te ves radiante, Ames!"
"Gracias. Tú también te ves bastante bien." Toqué uno de sus rizos perfectamente colocados y me maravillé de lo bien que mi hermana se había adaptado a la vida en la realeza. No es que me sorprendiera. Ella siempre había sido encantadora y brillante, y casi tan pronto como ella y mi familia se trasladaron a los Ángeles, May se había convertido en la favorita de los medios. Mientras que un montón de fotos de mí serían impresas mañana, habrían el doble de May.
"¿Te sientes bien?," Preguntó.
"Sólo un poco distraída. Ve a divertirte. Necesito estar segura de que todo vaya bien sin problemas."
"¿Divertirme? ¡Estoy en ello!" Salió corriendo, saludando a la gente que estaba segura ella ni siquiera conocía. La fiesta estaba en pleno apogeo por ahora, y parecía como si los invitados se estuvieran divirtiendo. La decoración era sencilla, la iluminación era muy buena, y los músicos estaban haciendo un trabajo excelente. Esperaba que Maxon estuviera satisfecho.
Me abrí paso a través del pasillo, mientras mostraban algunos hors d’oeuvres (aperitivos) en mi camino. Nada de la comida parecía terriblemente atractiva, sin embargo. Las favoritas de Maxon no eran necesariamente la mías, yo sólo tenía que confiar en que todo el mundo disfrutara de la selección.
Me estiré de puntillas, escaneando la habitación. Si Maxon me había escuchado, él debía estar por aquí ahora. No lo encontré, pero vi a Marlee. Ella corrió tan pronto como me vio, dejando a Carter hablar con algunos de los guardias.
"La fiesta es increíble, America," dijo demasiado efusiva, besando mi mejilla.
"Gracias. Estoy tratando de encontrar a Maxon. ¿Lo has visto?"
Se volvió para mirar conmigo. "Lo vi entrar, pero no tengo ni idea de dónde está ahora."
"Hmm. Voy a tener que dar una vuelta. ¿Cómo esta Kile?"
Ella sonrió con ansiedad. "Bueno. Estoy tratando de acostumbrarme a dejar que una niñera lo cuide."
Kile tenía un poco más de un año de edad, y Marlee absolutamente lo adoraba — como yo. Él era el único hombre que regularmente pasaba tiempo en la Sala de Mujeres sin pedir expresamente permiso.
"Estoy segura de que está haciendolo muy bien, Marlee. Y te hará bien pasar algún tiempo con Carter a solas."
Ella asintió. "Tienes razón. Los dos estamos divirtiéndonos mucho. Pero sólo espera y verás. Es difícil dejarlo ir, aunque sea por un rato."
Sonreí. "Sólo lo puedo imaginar. Ve, disfruta de algunos de los alimentos. Nos vemos más tarde."
"Muy bien." Ella me dio otro beso y se dirigió de nuevo hacia Carter.
Di vueltas alrededor de la habitación, en busca de mi marido. Cuando por fin lo vi, mi corazón se iluminó. No sólo porque yo estaba feliz de encontrarlo, sino debido a que estaba hablando con Aspen.
El bastón de Aspen se había ido, pero había veces cuando todavía cojeaba, especialmente si estaba cansado. Todos lo consideramos un milagro que él hubiera sanado tan bien, pero si alguien podría haberse recuperado a través por pura determinación, era Aspen.
Se veían enfrascados en una conversación, y me moví cerca, viniendo detrás de ellos.
"¿Su primer año fue difícil? Mucha gente dice que lo es, pero ustedes dos parecían hacerlo bien." dijo Aspen.
Él y Lucy habían planeado casarse no demasiado tiempo después de que Maxon y yo lo hiciéramos, pero cuando su padre enfermó, todo se detuvo. Él se recuperó, pero incluso después de que Aspen arrastrara sus pies más de lo que necesitaba. Yo sospechaba que tenía miedo de que Lucy cambiara de opinión, y me sentí culpable sobre ese miedo. Eran tan el uno para el otro, él nunca lo dudó. Y cuando finalmente dieron el sí, yo estaba tan feliz como lo había estado en mi propia boda.
Maxon suspiró. "Es difícil de decir. No creo que la parte del matrimonio fuera tan dura tanto como las obligaciones. Era mucho pedirle entrar en el papel de una reina cuando ella apenas se había acostumbrado a la idea de ser una princesa."
"¿Ustedes pelearon?"
"¿Bromeas? Eso es lo que mejor hacemos." Él y Aspen compartieron una carcajada. Quería estar ofendida, pero era verdad—éramos buenos discutiendo. Aún así, lo habíamos aminorado mucho.
"No sé por qué se siente como una gran cosa," dijo Aspen, su risa se desvaneció. "Queríamos casarnos durante tanto tiempo. ¿Por qué se siente tan abrumadora ahora que lo estamos?"
"Es el título." Maxon tomó un sorbo de champán. "Da miedo ser un esposo. Se siente como que hay más que perder. Me preocupa más ese título que ser llamado rey, fácilmente."
"¿En serio?"
"En serio."
Aspen estaba tranquilo, teniendo en cuenta esto.
"Escucha," comenzó Maxon. "Esto no quiere decir que te estoy corriendo. Sabes que siempre serás bienvenido aquí. Pero tal vez lo que tú y Lucy necesitan es su propio lugar."
"¿Qué, como una casa?"
"Mira a tu alrededor. Toma a Lucy y ve si encuentras un lugar que te guste, que se sienta como algo en lo que pueden trabajar juntos. Hacer una vida juntos podría ser más fácil si tienen una casa que es realmente suya."
"Marlee y Carter lo hacen bien aquí."
"Son una pareja diferente."
Aspen miró hacia abajo, y pude ver que algo de esto le hizo sentir que había fracasado.
Maxon le dio una palmada en la espalda. "No confío en mucha gente en la manera en qué confío en ti. Has hecho mucho por mí y America. Sólo tienes que ir y mirar. A ver si hay algo por ahí que ustedes dos realmente amen, y si la hay, considerarlo un regalo de nosotros."
"Es tu cumpleaños. Se supone que debes ser el que consiga regalos, "Aspen protestó, pero había una sonrisa en su cara de todos modos.
"Tengo todo lo que quiero. Un país en mejora, un matrimonio feliz, y buenos amigos. Salud, señor."
Aspen levantó su copa con una sonrisa, y bebieron. Parpadeé mis felices lágrimas y me acerqué, golpeando a Maxon en el hombro.
Se dio la vuelta y rompió en una sonrisa brillante. "Aquí estás, cariño."
"¡Feliz cumpleaños!"
"Gracias. Esta es realmente la mejor fiesta que he tenido."
"Lo hiciste bien, Mer," agregó Aspen.
"Muchas gracias a los dos." Me volví hacia Maxon. "Tengo que robarte un poco."
"Por supuesto. Hablaremos más tarde," Maxon prometió a Aspen, y me siguió desde la habitación.
"Por aquí," di instrucciones, tirando de su brazo.
"¡Perfecto!" Dijo mientras caminábamos hacia el jardín. "Un descanso de la locura."
Me reí, poniendo mi cabeza en su hombro. Sin decirle, él nos llevó a nuestra mesa y nos sentamos, él con vistas al bosque y yo frente al palacio.
"¿Champán?" Ofreció. Levantando su copa.
"No, gracias."
Tomó un sorbo de bebida y suspiró con satisfacción. "Esta fue una elección maravillosa. En verdad, America, este fue el mejor regalo de cumpleaños que podía haber esperado. Bueno, el segundo mejor. Todavía me hubiera gustado la opción que se me ocurrió esta mañana."
Sonreí. "Tal vez el próximo año."
"Voy a mantenerla por ti."
Tomé aire. "Escucha, sé que tenemos una noche completa por delante, pero yo quería darte tu regalo de cumpleaños."
"Oh, cariño, no tenías que darme nada. Cada día contigo es un regalo." Se inclinó y me besó.
"Bueno, yo no había planeado conseguir un regalo, pero entonces algo se presentó, así que aquí estamos."
"Muy bien, entonces," dijo, colocando el vaso en el suelo. "Estoy listo. ¿Dónde está?"
"Ese es el único problema," comencé. Sentí que mis manos comenzaban a temblar. "No va a llegar en realidad hasta dentro de siete u ocho meses."
Él sonrió, pero me miró de soslayo. "¿Ocho meses? ¿Qué en el mundo podría tener...?"
A medida que sus palabras se alejaron, también lo hicieron sus ojos, dejando mi cara y se dirigieron a mi estómago. Parecía esperar que me viera diferente, ser tan grande como una casa ya. Pero yo había hecho todo lo posible para ocultarlo todo: el cansancio, las náuseas, la aversión repentina de alimentos.
Miró una y otra vez, y yo esperaba que él sonriera o riera o saltara arriba y abajo. Pero él se sentó allí, congelado hasta el punto de que empezó a asustarme.
"¿Maxon?" Extendí la mano y le toqué la pierna. "Maxon, ¿estás bien?"
Él asintió, sin dejar de mirar a mi estómago. Sus ojos se llenaron de lágrimas mientras hablaba. "¿No es extraordinario? De repente te amo mil veces más." dijo, en voz baja y sobrecogido. "Y yo no creía que fuera posible encontrar el amor por una persona que no conozco del todo." Finalmente me miró. "¿De verdad vamos a tener un bebé?"
"Sí," respiré.
Sus ojos se iluminaron. "¿Es un niño o una niña?"
"Es demasiado pronto para decirlo", le dije con lágrimas de felicidad. "No hay mucho que el médico pueda decir aún, excepto que alguien, sin duda existe."
Maxon puso una mano suavemente en mi vientre. "Vamos a acortar tus días de trabajo, por supuesto, o podemos cortarlos por completo si tenemos que hacerlo. Y podemos tener más criadas puestas de guardia ".
"No seas tonto. Mary y Paige son un montón. Además, ya sabes que mi madre va a querer estar aquí, y Marlee y May van a estar. Voy a tener demasiadas personas cuidando de mí."
"Como debe ser."
Tiré mi cabeza hacia atrás y me reí, pero cuando lo miré de nuevo, vi que su expresión se había vuelto oscura. "¿Y si yo soy como él, America? ¿Qué si soy un padre terrible?"
"Maxon Schreave, eso no es posible. En todo caso serías demasiado generoso. ¡Vamos a tener que contratar a la niñera más estricta del mundo sólo para igualarlo!"
Él sonrió. "No niñeras estrictas. Sólo niñeras felices."
"Si usted lo dice, Su Real Marido."
Maxon se aclaró la garganta y se enjugó las lágrimas. "¿Estoy asumiendo que este es nuestro secreto?"
"Por ahora."
Él sonrió ampliamente. "De todos modos, ahora definitivamente tengo ganas de celebrar."
Él me recogió, apresurándonos a entrar, y yo no podía dejar de reír. Me fijé en su expresión, tan esperanzado y emocionado, y yo sabía que estábamos apenas llegando a la mejor parte de nuestras vidas.>>