Sinopsis
Una fantasía del fútbol. Un diamante gigante. Los modernos Romeo y Julieta están llevando su relación al próximo nivel... Jude y Lucy están felizmente comprometidos, pero eso no significa que la vida sea una cama de rosas.
Una vez más, la ardiente pareja es desgarrada, esta vez por los entrenamientos de fútbol y un trabajo de verano. Ahora es Jude quien tiene los problemas de confianza.
¿Los nuevos cambios en la vida de Lucy los volverá a juntar o será el fin de su relación para siempre? ¿El amor puede triunfar siempre?
Mi opinión
¡Al fin llegué al último libro de la trilogía! Me lo devoré en un par de horas. :D Está demás decir que éste contiene más contenido para adultos. Jude y Luce finalmente le dieron rienda suelta a su sexualidad.
En este libro me reí muchísimo, me enternecí, y hasta me enojé. Hay fragmentos que son muy buenos, y reflejan momentos importantes en una pareja. La distancia suele hacer mella en las dos personas involucradas, y el vínculo entre ambas tiene que ser muy fuerte para que lo superen. La confianza y la buena comunicación son primordiales. En el caso de Luce y Jude, tienen todo. Se aman con locura, se adoran, no pueden estar lejos el uno del otro. Tienen esa clase de amor que, con sólo mirarse, pueden saber que algo va mal. Se conocen mucho. No sólo en la forma de pensar, si no también en la de actuar. En este libro podemos ver que ambos han madurado. Pasaron 3 años desde el acontecimiento más 'importante' de Clash, así que podemos ver a esta pareja un poco más asentada. Tienen que enfrentar varias cosas a la vez: el nuevo trabajo de Luce, el camino que la vida de Jude está tomando, las decisiones de Luce en cuanto a su carrera... y muchas pequeñas cosas que pasan en el medio.
En la reseña del libro anterior, dije que Thomas me había caído medio mal y que esperaba no se convirtiera en un problema. ¡Me alegro de que apareciera en este libro! Fue muy agradable leer sobre él y todo lo que ocurre. Incluso a Jude ya le cae bien. Amé ver a Holly con más apariciones. Esa chica me hace morir de la risa. Tiene una forma de ser muy agradable y llevadera. Es una buena amiga. India... ¡Dios! Esa chica es particular. Te hace morir de la risa, y al mismo tiempo dan ganas de pegarle un poco. Su sinceridad y buenos consejos hacen que me caiga genial. El nuevo personaje que aparece es Anton, el hermano mayor de India. A él lo odié. Me molesta la gente que se mete en los asuntos de los demás. Peor aún, me molestan los idiotas que se meten en las parejas de los demás. No sé si soy lo suficientemente clara. Me molestó su arrogancia, su forma de pensar y de actuar, que sea engreído... en fin. No me gustó.
Algunos pueden pensar que tiene ciertos parecidos en cuanto a la personalidad de Jude. Sin embargo, algo que me fascina de nuestro protagonista masculino, es que tiene un sentido del humor inigualable. Creo que ese es uno de los factores por los cuales él y Luce son perfectos. Ambos son parecidos. Impulsivos, de carácter fuerte, sumamente temperamentales, celosos, protectores, y sarcásticos. Pero, como dije antes, en este libro los podemos ver más centrados. Gracias a la participación de Anton, Jude se va a sentir amenazado. No es la palabra correcta, en realidad, pero todos los que hayan leído los libros anteriores saben qué tan intranquilo se pone Jude cuando alguien siquiera mira a Luce. A su vez, deben afrontar el hecho de que Jude es cada vez más y más conocido, y se exponen públicamente. Ambos tienen una forma de ver las cosas muy diferente. Luce tiene sus propios miedos, y Jude no los comprende. De todos modos, hace lo imposible por complacerla. Hubo un sólo momento en que quise golpear a Jude. Y créanme que no es sencillo, porque lo adoro. Sin embargo, como siempre, consiguió recomponer las cosas y dejarme contenta. :D
Este libro no cambia vidas, chicos. Ninguno de los tres que componen la trilogía es de esos libros que te marcan y dejan huella al punto de recordarlos para toda la eternidad. Sí creo que no es una historia desagradable. Dios sabe que me encantaría tener a Jude Ryder parada en mi puerta. Me gustó la conclusión que se le dio. Fue lindo. Es una de las trilogías que más rápido he leído. Los libros son cortos, amenos, y me divirtieron. Vuelvo a decir: si les gusta el género YA/NA, léanlos. Posiblemente les gusten.
Frases
Sabía que probablemente no figuraría en la lista de las diez citas más deseadas por la mayoría de las chicas, pero ascendió inmediatamente al número uno para mí.
—¿Vas a alguna parte? —dijo, empujándome el cuello hasta que le proporcioné mejor acceso.
—A cualquier parte —respondí, y dejé caer la cabeza contra él cuando su boca descendió por el arco de mi cuello—. Mientras estés conmigo.
—Maldita sea, Luce —jadeó, al tiempo que me acariciaba la mejilla con la mano—. Eres preciosa.
No éramos grandes partidarios de la gratificación diferida.
El problema era que su seguridad no se me estaba contagiando. En todo caso, cuanto más seguro estaba él, menos lo estaba yo. El dinero tenía el potencial para cambiar las cosas. Tenía el potencial para cambiar a la gente. Me preocupaba cómo podía cambiarnos todo ese dinero. A mí me encantaba cómo era él, y yo misma, y lo nuestro, en ese momento.
No podía mirarme, o no quería hacerlo, pero sus brazos no dejaron de sujetarme con fuerza. Y supe que no importaba lo que dijéramos o hiciéramos, nunca dejaría de hacerlo. Esa era una de las numerosas razones por las que quería a ese hombre.
Al Jude Territorial se le daba bien despertar a la Luce Temperamental.
«Será mejor que me des uno bueno», había sido nuestra frase de despedida en los últimos cuatro años siempre que teníamos que decirnos adiós por cualquier intervalo de tiempo.
Jude se había hecho con un dedo, y ahora con una muñeca. Y se había hecho con mi corazón. Jude Ryder se estaba apoderando de mí lentamente, una parte de mi cuerpo cada vez.
¿Por qué habíamos tardado tanto en descubrir que lo que yo quería y lo que quería él podía no coincidir?
SOY UNA ZORRA CON SUERTE.
—¿Y cómo me mirabas?
Jude me aferró la mano y me llevó hasta la mesa. Exhaló un suspiro antes de contestar.
—Como si todo hubiera cambiado para siempre porque la chica que tenía enfrente era con quien quería pasar el resto de mi vida.
Derramé otra lágrima. Mientras él se convertía en un dios del fútbol americano yo me estaba transformando en un saco de emociones.
—¿Harías eso por mí? ¿Renunciarías a tu pasión para que yo me dedique a la mía?
—Amor, el fútbol no es mi pasión —dijo, y me besó cariñosamente la frente—. Tú sí.
—Te necesito, Jude —dije entre sollozos—. Lo siento. Sé que es tarde y que por la mañana tienes entrenamiento… —Me era casi imposible articular las palabras, y cada vez que conseguía pronunciar una me parecía todo un logro—. Pero te necesito.
Me dediqué a tomarme las cosas con calma y vivir el presente, porque si me planteaba el futuro, aunque solo fuera a un día vista, notaba los primeros síntomas de un ataque de pánico.
—¿Luce? —preguntó, acercándose a mí—. ¿Llego demasiado tarde? —repitió; unas palabras cargadas de significado.
(..)
—No, Jude —dije, y le tendí el brazo—. No llegas demasiado tarde.
—¿Y sabes a qué conclusión he llegado? —preguntó, apoyando su frente en la mía. Al tenerlo tan cerca, sus ojos ocupaban todo mi campo de visión.
—¿A cuál? —pregunté, casi besándolo de lo cerca que estaban nuestros labios.
—A que da igual el motivo por el que me fui —dijo mirándome sin pestañear—. La cuestión es que he vuelto.
La vida implicaba compromiso. Consistía en dar y recibir, y en el caso de mi relación con Jude hasta entonces yo había recibido más de lo que había dado. Él me lo había dado todo, y volvería a hacerlo si fuera necesario. Me había llegado el turno de subir al puesto de los dadivosos.
(...) Pero alguna que otra vez, cuando Jude me miraba y me dedicaba aquella sonrisa tranquila y llena de complicidad, volvía a convertirme en aquella chica del escueto bikini negro que suspiraba por un chico que nunca creí que pudiera ser mío.
—¿Vas a alguna parte? —dijo, empujándome el cuello hasta que le proporcioné mejor acceso.
—A cualquier parte —respondí, y dejé caer la cabeza contra él cuando su boca descendió por el arco de mi cuello—. Mientras estés conmigo.
—Maldita sea, Luce —jadeó, al tiempo que me acariciaba la mejilla con la mano—. Eres preciosa.
No éramos grandes partidarios de la gratificación diferida.
El problema era que su seguridad no se me estaba contagiando. En todo caso, cuanto más seguro estaba él, menos lo estaba yo. El dinero tenía el potencial para cambiar las cosas. Tenía el potencial para cambiar a la gente. Me preocupaba cómo podía cambiarnos todo ese dinero. A mí me encantaba cómo era él, y yo misma, y lo nuestro, en ese momento.
No podía mirarme, o no quería hacerlo, pero sus brazos no dejaron de sujetarme con fuerza. Y supe que no importaba lo que dijéramos o hiciéramos, nunca dejaría de hacerlo. Esa era una de las numerosas razones por las que quería a ese hombre.
Al Jude Territorial se le daba bien despertar a la Luce Temperamental.
«Será mejor que me des uno bueno», había sido nuestra frase de despedida en los últimos cuatro años siempre que teníamos que decirnos adiós por cualquier intervalo de tiempo.
Jude se había hecho con un dedo, y ahora con una muñeca. Y se había hecho con mi corazón. Jude Ryder se estaba apoderando de mí lentamente, una parte de mi cuerpo cada vez.
¿Por qué habíamos tardado tanto en descubrir que lo que yo quería y lo que quería él podía no coincidir?
SOY UNA ZORRA CON SUERTE.
—¿Y cómo me mirabas?
Jude me aferró la mano y me llevó hasta la mesa. Exhaló un suspiro antes de contestar.
—Como si todo hubiera cambiado para siempre porque la chica que tenía enfrente era con quien quería pasar el resto de mi vida.
Derramé otra lágrima. Mientras él se convertía en un dios del fútbol americano yo me estaba transformando en un saco de emociones.
—¿Harías eso por mí? ¿Renunciarías a tu pasión para que yo me dedique a la mía?
—Amor, el fútbol no es mi pasión —dijo, y me besó cariñosamente la frente—. Tú sí.
—Te necesito, Jude —dije entre sollozos—. Lo siento. Sé que es tarde y que por la mañana tienes entrenamiento… —Me era casi imposible articular las palabras, y cada vez que conseguía pronunciar una me parecía todo un logro—. Pero te necesito.
Me dediqué a tomarme las cosas con calma y vivir el presente, porque si me planteaba el futuro, aunque solo fuera a un día vista, notaba los primeros síntomas de un ataque de pánico.
—¿Luce? —preguntó, acercándose a mí—. ¿Llego demasiado tarde? —repitió; unas palabras cargadas de significado.
(..)
—No, Jude —dije, y le tendí el brazo—. No llegas demasiado tarde.
—¿Y sabes a qué conclusión he llegado? —preguntó, apoyando su frente en la mía. Al tenerlo tan cerca, sus ojos ocupaban todo mi campo de visión.
—¿A cuál? —pregunté, casi besándolo de lo cerca que estaban nuestros labios.
—A que da igual el motivo por el que me fui —dijo mirándome sin pestañear—. La cuestión es que he vuelto.
La vida implicaba compromiso. Consistía en dar y recibir, y en el caso de mi relación con Jude hasta entonces yo había recibido más de lo que había dado. Él me lo había dado todo, y volvería a hacerlo si fuera necesario. Me había llegado el turno de subir al puesto de los dadivosos.
(...) Pero alguna que otra vez, cuando Jude me miraba y me dedicaba aquella sonrisa tranquila y llena de complicidad, volvía a convertirme en aquella chica del escueto bikini negro que suspiraba por un chico que nunca creí que pudiera ser mío.
Calificación
Espero que les guste la reseña del último libro de esta trilogía. :D
¡BESOS!
Me encantaría poder leer esta saga, se ve interesante. Mi email es camilaguillardoyf@gmail.com Me encanta el blog!
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